Tal y como sucedió con el primer ‘Black Ops’, Treyarch tenía en mente hacer avanzar la franquicia hacia un lugar nuevo con ‘Call of Duty: Black Ops III’. Y de alguna forma lo ha conseguido: el juego sigue desprendiendo ese aire tan familiar que todos los fans de la saga sabrán reconocer, pero a la vez introduce un puñado de novedades que, si bien es cierto que por ahora no brillan con suficiente intensidad, apuntan hacia una cierta evolución que podría abrir mucho más el juego en próximas entregas.
Ambientado en un aciago y oscuro 2065, el argumento futurista de ‘Call of Duty: Black Ops III’ vuelve a incidir en la importancia de la tecnología a la hora de fabricar nuevas armas, vehículos de combate o robots, pero también de modificar a los propios seres humanos para convertirlos en supersoldados. Una práctica que incluye el uso de prótesis biónicas, así como de unos implantes capaces de interconectar conciencias y crear mentes colmena. Para lo bueno y, sobre todo en este caso, para lo malo.
Call of Duty: Black Ops III. Una historia atractiva, retorcida, extraña… y torpemente narrada
Si os tuviera que contar de memoria lo que he entendido de la historia de ‘Call of Duty: Black Ops III’ soltaría aquí un galimatías fenomenal. Para hacerlo bien tendría que entrar en las bases de datos que pone a nuestra disposición el juego en sus terminales para documentarme a conciencia, ya que ni las escenas de vídeo ni el desarrollo de la acción consiguen que uno se entere perfectamente de lo que está sucediendo. Al principio todo parece bastante sencillo, pero a medida que uno va avanzando la historia se retuerce cada vez más y el cerebro acaba desconectando.
No digo esto para excusarme por no explicaros de qué va el juego con algo más de concreción, sino para dejar patente uno de los problemas que sigue arrastrando la saga y, en general, muchos de los juegos de acción actuales: la historia puede no ser lo más importante en ellos, y de hecho en muchas ocasiones es directamente mala y/o prescindible, pero es que tampoco se ha dado con la fórmula ideal para narrarla en estos casos. Con todo y con eso he de reconocer que la de ‘Call of Duty: Black Ops III’ tiene giros tan locos como impactantes que me han gustado mucho, a pesar de su torpeza.
Lo más importante de la campaña de esta entrega, sin embargo, es que puede ser jugada en cooperativo. No porque la experiencia sea la ideal, que no lo es, como os contaré un poco más adelante, sino porque esa decisión ha sido la que ha condicionado por completo el diseño de niveles. Atrás queda aquello de ir de pasillo en pasillo a través de una ruta prefijada que hace saltar el script de turno en el momento justo. Que nadie me malinterprete: claro que hay momentos espectaculares en ‘Call of Duty: Black Ops III’ marca de la casa, pero aquí la mayoría de los tiroteos pueden ser llevados a cabo de varias formas distintas en niveles abiertos.
La presencia de la mujer en el juego no se limita a la elección del protagonista: te vas a encontrar a más personajes clave femeninos y, durante las batallas, vas a escuchar voces y gritos tanto de hombres como de mujeres
Por primera vez puedes elegir entre controlar a un hombre o a una mujer. Y añadirle habilidades especiales
En ‘Call of Duty: Black Ops III’ se ha añadido un centro de operaciones al que volverás tras cada misión y donde podrás moverte con libertad. Desde ahí, y por primera vez en la historia de la saga, podrás decidir si quieres llevar un personaje masculino o uno femenino (también te tocará elegir justo al comenzar la campaña). Además, en esta localización tendrás a tu alcance otras opciones como personalizar tu armamento, desbloquear aumentos, cambiar de atuendo, consultar tus estadísticas y más.
Black Ops 3
La presencia de la mujer en el juego no se limita a esta elección como protagonista: te vas a encontrar a más personajes clave femeninos y, durante las batallas, vas a escuchar voces y gritos tanto de hombres como de mujeres. Y por supuesto en el multijugador hay especialistas tanto de un sexo como del otro. Interesante este detalle de Treyarch que no limita la guerra sólo a fornidos soldados malhablados, ni siquiera en un futuro no demasiado lejano prácticamente dominado por los robots y la tecnología.
Otra novedad importante que lamentablemente se queda algo a medias: los núcleos. Ya no basta con ir armado hasta los dientes, sino que puedes asignarle a tus personajes una serie de aumentos que irás desbloqueando a medida que avances y ganes fichas. Estos núcleos se dividen en tres categorías: Marcial, Control y Caos, cada una de ellas con siete aumentos distintos que además pueden ser mejorados.
Sobre el papel esto pinta bien, pero en la práctica he usado los mismos dos núcleos de Caos durante toda la campaña: uno que lanza unas luciérnagas de fuego que atacan a los humanos y los queman y otro para hacer explotar robots y torretas. He probado los aumentos restantes, pero es muy difícil avanzar en según qué zonas si no llevas los núcleos idóneos. Y sólo puedes modificar tu set de aumentos en el centro de operaciones a no ser que tu personaje alcance el nivel 20, lo cual te permite llevar varios. Cosa que no he conseguido en la primera pasada por la campaña…
El cooperativo trae un nuevo diseño de niveles
Teniendo a tu alcance 21 aumentos distintos, cada uno con sus efectos, es una lástima que la cosa no haya dado más de sí. Los escenarios son amplios y los enemigos muy numerosos, los núcleos se podían haber aprovechado mucho mejor. Básicamente porque los malos salen por todos lados y la estrategia a seguir ya no es la de quedarse en un punto, aniquilar a tres o cuatro enemigos y avanzar a la siguiente cobertura. Ahora se trata de ver por dónde es mejor atacar, ya que dispondremos de varias rutas y posibilidades, y hacer uso tanto de nuestro armamento como de las habilidades que otorgan los núcleos.
Y sí, por primera vez en la saga se introduce la figura del final boss como tal. Hay niveles en los que deberemos eliminar a robots de gran envergadura que además cuentan con dos o tres patrones de ataque. Son sencillos de eliminar desde el punto de vista estratégico (bajar sus defensas y lanzar misilazo, no hay mucho más misterio), pero muy duros de roer si hablamos de la cantidad de plomo que debemos descargar sobre ellos. Por no hablar de esos momentos en los que aparecen dos o tres brutos mecánicos seguidos acompañados de decenas de robots enloquecidos. Desde luego el juego nos deja algunas batallas verdaderamente salvajes y memorables.