La exitosa banda Maná sacudió este jueves a la Casa Blanca, con un breve pero histórico concierto en homenaje a la contribución de los inmigrantes hispanos a diversos aspectos de la cultura estadounidense.
“Es un honor, un privilegio estar aquí. Si me hubiesen dicho hace 25 años que iba a pasar esto, habría pensado que estaba soñando. Pero aquí estamos, y aquí está el corazón de México y de los latinos”, dijo el cantante Fher Olvera al inicio del concierto en el Salón Este de la sede presidencial.
El concierto sirvió también como celebración del 5 de mayo, día en que México conmemora la victoria de su ejército en la batalla de Puebla, en 1862, y que se convirtió ya en una fecha festiva en Estados Unidos.
“¡Feliz cinco de Mayo!”, gritó el presidente Barack Obama, en español, al abrir las celebraciones. “Esta es una de nuestras mejores fiestas del año”, dijo el mandatario, quien llegó a bromear que había pensado en tocar junto a Maná, pero decidió “no arruinar la ocasión”.
En un salón atestado de invitados, Maná tocó por poco más de media hora, hilvanando éxitos de su carrera como “En el muelle de San Blas”, “Mariposa traicionera”, “Vivir sin aire”, “Rayando el sol” y “Dónde jugarán los niños”, para cerrar con “Corazón espinado”.
En tanto, el baterista Alex González agradeció a Obama “por la invitación, y también gracias a la comunidad latina que vino a vernos. ¡Viva México! ¡Y viva América Latina!”.
La popular banda mexicana -con casi tres décadas de carrera y unos 30 millones de discos vendidos- consiguió en febrero su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Maná es una de las más firmes voces en defensa de la comunidad latina en Estados Unidos y de una reforma migratoria que saque de la ilegalidad a millones de personas en situación irregular en el país.