La literatura ha sido siempre y sin lugar a dudas, una de las mayores fuentes de inspiración de la industria cinematográfica desde los inicios de la historia del cine. Muchas obras literarias han servido de punto de partida para proyectos audiovisuales, en los que se ha respetado en mayor o menor medida el curso del relato original. Sin embargo, si hay un producto que nunca pasa de moda, ese es el remake, originalmente conocido como adaptación; cuando una obra literaria se traslada a la gran pantalla respetando el esquema básico de la versión original para lograr la mayor fidelidad a la misma.
No todas las novelas llevadas al cine o a la televisión provienen de grandes best-sellers, sin embargo, son muchos los superventas que venden sus derechos al séptimo arte. Cuando esto ocurre pueden pasar tres cosas: que la adaptación sea muy buena, que no sea muy fiel a su original pero la película no esté mal, o que sea un rotundo error. Suele ocurrir que, cuando leemos un libro, una trilogía, una saga, o en definitiva, una obra que nos ha entusiasmado y dejado huella tras su lectura, las expectativas son prácticamente imposibles de cumplir.
En cambio, hay muchas adaptaciones que han logrado esa quimera, tales como El señor de los anillos, Harry Potter, El Padrino, Drácula, Ben-Hur o Desayuno con diamantes, entre muchas otras, que bajo ningún concepto desbancarían a su obra original. Aunque la lista de reediciones aceptadas por la opinión popular es más extensa, nos vamos a ceñir al título de este artículo, y tal y como anunciábamos, hacemos un repaso de aquellas obras que no han hecho las delicias de los cinéfilos, convirtiéndose en las peores adaptaciones de libros a la gran pantalla.
Eragon: Se estrenaba un 15 de diciembre de 2006 de la mano del director Stefen Fangmeier como una de las películas más esperadas del año. Llegó para batir todos los récords de taquilla y se convirtió en uno de los mayores despropósitos. Un largometraje que, según la crítica, quiso satisfacer a todos los públicos, obteniendo un efecto totalmente contrario, pues la trama era liosa y muy previsible. Lo que pudo haber dado lugar a una serie de cuatro películas, acabó afectando a la venta de ejemplares de uno de los libros más vendidos de aquel entonces.
El código Da Vinci: El 18 de mayo de 2006 se estrenó este largometraje del director Ron Howard. La película venía avalada por su novela original, un título mundialmente conocido y muy aclamado, y no fue mala. De hecho fue bastante fiel a su guion, aunque se cortaron muchas partes porque la película hubiese durado cuatro horas, y además contaba con Tom Hanks como protagonista, que aportaba un plus de calidad al film. Sin embargo, el final fue tan decepcionante que le valió un puesto entre las peores adaptaciones.
El gran Gatsby: El director Baz Luhrmann presentaba esta adaptación el 17 de mayo de 2013 con Leonardo DiCaprio como protagonista y con el trasfondo de la novela de uno de los grandes autores de todos los tiempos. Los ingredientes eran de primera calidad y las posibilidades de fallar eran escasas, sin embargo, la película no hizo justicia al libro.
El hobbit: Esta trilogía, que comenzó con El hobbit: un viaje inesperado, dirigida por Peter Jackson, y que llegó a la gran pantalla un 12 de diciembre de 2012, es el claro ejemplo de que las cosas no hay que forzarlas. La película en sí, no decepciona, especialmente la primera, el problema fue convertir un libro de menos de 300 páginas en tres películas de las largas. No es de extrañar que la industria cinematográfica quisiera sacar el máximo rendimiento a la trama tras el éxito de El señor de los anillos, pero en este caso, menos hubiese sido más.
Cazadores de sombras: La película llegó a los cines un 12 de agosto de 2013, dirigida por Harald Zwart, sin grandes pretensiones pero con bastante expectación. La novela homónima conjuga todo tipo de seres fantásticos y mitológicos en una trama de misterio, fantasía y romance. Lo que ocurrió en este caso fue que el film no fue muy preciso y rozó el aburrimiento por su lento desarrollo. Resulta que algunas veces es muy complicado plasmar el mundo de la imaginación en una película de 130 minutos.
La brújula dorada: Este éxito taquillero, que no por ello buena adaptación, llegó a los cines el 5 de diciembre de 2007, de la mano de su director Chris Weitz y con un elenco de primera. Sin embargo, ni el mismísimo James Bond, ni la propia Nicole Kidman junto a Christopher Lee, pudieron sacar a flote esta película inspirada en la novela Luces del norte de Philip Pullman. La profundidad y complejidad de la historia original quedaron relegadas a un segundo plano en un largometraje simplista que se aproximaba a lo infantil.
Crepúsculo: Un 5 de diciembre de 2008 aterrizaba en los cines esta adaptación dirigida por Catherine Hardwicke basada en la novela de Stephenie Meyer bajo el mismo título y con la que cerramos esta humilde selección. Realmente nunca se ha llegado a hablar de un mal remake sino de una mala producción, llegando a catalogarse a la primera de la saga, entre las peores películas del cine. Un fenómeno adolescente que suscitó defensores y detractores casi a partes iguales. Entre la audiencia no afín a la cinta, destacaron lo estáticos que son sus protagonistas y la falta de pasión que desprendían.
Ni falta hace añadir que continúa por debajo de Crepúsculo una larga lista de nefastas adaptaciones que nunca debieron proyectarse, pero nos faltarían caracteres para completarla. Si algo está claro es que, tras leer un gran libro, ninguna película conseguirá cumplir con todos y cada uno de nuestros requisitos, pero ahí reside la magia de la literatura cuando se junta con la imaginación, que el resultado es inigualable. Y vosotros, ¿estáis de acuerdo con esta selección?, ¿echáis en falta alguna por encima de las citadas? ¡Contádnoslo en los comentarios!